LAS PSEUDOCIENCIAS MATAN (Manifiesto internacional contra las pseudoterapias)
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Algunos de los firmantes del manifiesto tienen una amplia trayectoria científica, médica y mediática, como es el caso del médico y experto en pseudoterapias Edzard Ernst; el director adjunto del Institut de Génomique Fonctionnelle de Lyon, François Leulier; el médico y antiguo vicepresidente del Senado de Bélgica, Louis Ide; o el activista indio y refugiado internacional por su defensa del pensamiento crítico, Sanal Edamaruku.
Los expertos de este manifiesto alertan de que las pseudoterapias matan. Algo todavía más evidente en tiempos de pandemia, donde la sustitución de medidas sanitarias y la proliferación de falsos tratamientos por culpa de prácticas pseudocientíficas, le ha costado la vida o ha producido intoxicaciones alrededor de todo el mundo.
El manifiesto inicialmente habla sobre la directiva europea 2001/83/CE, que permite la venta de productos homeopáticos como si fueran medicamentos. De este modo, una de las peticiones de los expertos que firman el manifiesto es la eliminación de las normas que permiten vender azúcar como si fuera un medicamento. Pero el manifiesto va mucho más allá, insistiendo en la necesidad de crear leyes que impidan la venta de estafas como si se trataran de tratamientos.
A pesar de que los firmantes se centran en la directiva europea, el manifiesto también tiene una vocación internacional. Y es que como alertan los organizadores, las pseudoterapias creadas y legitimadas en Europa causan muertes en el resto de países del mundo, y del mismo modo otras pseudoterapias creadas fuera de Europa producen muertes en Europa. Como alertan los expertos del manifiesto, entre los cuales hay cientos que pertenecen a países externos a la Unión Europea, las pseudoterapias son un fenómeno global que afecta a todos los ciudadanos del mundo.
Seamos claros: las pseudociencias matan. Y no solo eso, sino que son practicadas con impunidad gracias a leyes europeas que las protegen.
Matan a miles de personas, con nombres y apellidos. Como Francesco Bonifaz, de 7 años, a quien su médico le dio homeopatía en lugar de antibióticos. Murió en Italia [1]. Como Mario Rodríguez, de 21 años, que fue tratado con vitaminas para su cáncer. Murió en España [2]. Como Jacqueline Alderslade, de 55 años, cuyo homeópata le dijo que dejara su medicación para el asma. Murió en Irlanda [3]. Como Cameron Ayres, de 6 meses, cuyos padres no quisieron darle “medicina científica”.
Murió en Inglaterra [4]. Como Victoria Waymouth, de 57 años, a ella le recetaron un medicamento homeopático para tratar sus problemas cardíacos. Murió en Francia [5]. Como Sofía Balyaykina, de 25 años, que tenía un cáncer curable con quimioterapia, pero le recomendaron un “tratamiento alternativo” de picaduras de mosquitos. Murió en Rusia [6]. Como Erling Møllehave, de 71 años, en su caso un acupuntor le atravesó su pecho con una aguja y dañó su pulmón. Murió en Dinamarca [7]. Como Michaela Jakubczyk-Eckert, de 40 años, cuyo terapéuta le recomendó la Nueva Medicina Germánica para tratar su cáncer de pecho. Murió en Alemania [8]. Como Sylvia Millecam, de 45 años, su sanadora de la Nueva Era le prometió curar su cáncer. Murió en los Países Bajos [9].
La directiva europea 2001/83/CE ha permitido —y aún permite— que cientos de miles de ciudadanos europeos sean engañados a diario [10]. Se les ha ofrecido a importantes lobbies la posibilidad de redefinir qué es un medicamento, y ahora venden azúcar a personas enfermas y les hacen creer que puede curarles o mejorar su salud. Esto ha ocasionado muertes, y lo seguirá haciendo, hasta que Europa admita una realidad indiscutible: el conocimiento científico no puede doblegarse ante los intereses económicos de unos cuantos, máxime si eso implica engañar a pacientes y vulnerar sus derechos.
Europa se enfrenta a otros problemas de salud pública muy serios. La medicalización excesiva de la población, la generación de bacterias multirresistentes o los problemas de financiación de los sistemas públicos de sanidad ya son demasiado graves como para añadir, además, la presencia de gurús, falsos médicos o incluso médicos titulados que dicen poder curar el cáncer (o cualquier otra enfermedad) manipulando chakras, comiendo azúcar o aplicando “frecuencias cuánticas”. Europa no solo debe detener el fomento de la homeopatía, sino que debe luchar de forma activa por erradicar las estafas de salud pública que implican las más de 150 pseudoterapias presentes en nuestro territorio. La vida de miles de ciudadanos depende de ello. De hecho, según estudios recientes [11], el 25.9% de los europeos han utilizado pseudoterapias en el último año, es decir, 192 millones de pacientes engañados.
Existe la creencia de que hay un conflicto entre la libertad de elección de un tratamiento médico y la eliminación de pseudoterapias, pero no es cierto. Según el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, toda personatiene derecho a la asistencia médica. Mentir a los enfermos para venderles productos inservibles que pueden matarlos incumple el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz sobre su salud. Así que, aunque un ciudadano tiene derecho a renunciar a un tratamiento médico estando correctamente informado, también es cierto que nadie tiene derecho a mentirle para obtener lucro económico a costa de su vida. Solo en un mundo donde consideráramos que mentir a un enfermo para obtener su dinero fuera ético, podríamos permitir que se siguiera vendiendo homeopatía —o cualquier otra pseudoterapia— a los ciudadanos.
El peligro de las pseudociencias no solo está en la sustitución de tratamientos efectivos por otros engañosos. Además, existe un obvio retraso en la atención terapéutica en todos aquellos enfermos que, ante los primeros signos de una enfermedad, reciben productos falsos en lugar de medicamentos. Muchas veces, cuando llegan a la medicina, ya es demasiado tarde. También, varias de estas prácticas tienen efectos graves por sí mismas y pueden producir daños, e incluso la muerte, debido a sus efectos secundarios.
Muchos pseudoterapeutas argumentan que las prácticas de “la otra medicina” también tienen efectos secundarios, y es verdad. Pero la diferencia es que las pseudoterapias no pueden curar o mejorar una enfermedad, asumiendo el paciente un riesgo a cambio de promesas que, con todo el peso de la evidencia científica, son un engaño. Mentir a un enfermo no es otro tipo de medicina, es mentir a un enfermo.
Cada país tiene que enfrentarse al problema de las pseudoterapias a su modo. Sin embargo, no es admisible que las leyes europeas amparen la tergiversación de la realidad científica para que miles de ciudadanos sean engañados, e incluso mueran.
Así pues, los firmantes de este manifiesto declaran que:
1. El conocimiento científico es incompatible con los postulados de las pseudoterapias, como el caso de la homeopatía.
2. Las leyes europeas que protegen y amparan la homeopatía son inadmisibles en una sociedad científico-tecnológica que respeta el derecho de los pacientes a no ser engañados.
3. La homeopatía es la pseudoterapia más conocida, pero no es la única, ni tampoco la más peligrosa. Otras como la acupuntura, el reiki, la Nueva Medicina Germánica, el biomagnetismo, la iridología, la terapia ortomolecular y un largo etcétera, están ganando terreno y causando víctimas.
4. Hay que tomar medidas para frenar las pseudoterapias porque no son inocuas y producen miles de afectados.
5. Europa debe trabajar en la dirección de crear leyes que ayuden a detener este problema.
Nota de la redacción:
Este manifiesto es una iniciativa organizada con la ayuda de miles de personas residentes en más de treinta países en todo el mundo .Así como asociaciones científicas o escépticas de más de veinte países.
Organizaciones promotoras que coordinan el Manifiesto:
– La Asociación para Proteger a los Enfermos de las Terapias Pseudocientíficas: APETP – España
– Asociación de Farmacéuticos a favor de la evidencia científica – España
– Collectif Fakemed – Francia
– Comunidad Céptica Portuguesa: COMCEPT – Portugal
– Sociedad del Buen Pensamiento – Reino Unido
– RedUNE -Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad- España
– Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico: ARP-SAPC- España
– Círculo Escéptico de España – España
– Healthwatch España – Reino Unido
– Skeptica – Dinamarca
Para más información o para contactar con algunos de los organizadores en todo el mundo, puede contactar con Fernando Cervera Rodríguez en: fernando.cervera.87@gmail.com