LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS EN AMÉRICA LATINA La base religiosa del ascenso de las derechas y del fascismo.
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RedUNE-IBEROAMERICA
ALBERTO MARTINEZ LOPEZ
JUANTXO DOMINGUEZ
Introducción
En América Latina hasta hace poco el cristianismo se asociaba con el catolicismo. La Iglesia católica tuvo prácticamente el monopolio de la religión hasta la década de los ochenta. Al catolicismo sólo lo desafiaban el anticlericalismo y el ateísmo. Hasta ahora.
Hoy en día los evangélicos constituyen casi el 20% de la población en América latina, y en algunos países centroamericanos, están cerca de ser la mayoría. El tsunami evangélico que recorre toda América Latina, lejos de amainar gana cada día más adeptos a su causa y, a medida que se van celebrando elecciones generales, consigue un mayor número de diputados en los parlamentos. Estas sedes son las que busca este credo para moralizar la política, proteger la familia y los valores cristianos.
Los grupos evangélicos son un nuevo y potente actor en la vida pública latinoamericana y se han propagado en cada país logrando una gran influencia. Su poder crece día a día como contraataque a los movimientos feministas, a las minorías sexuales y a la identidad de género, con un discurso conservador, autoritario y retrógrado. El evangelismo explota políticamente su gran despliegue mediático, gracias a sus propias emisoras, canales de televisión y redes sociales, que deja en desventaja a los demás candidatos del sistema político, ayudadas de una gran capacidad económica ligado al aporte de sus feligreses y a sus turbios negocios de blanqueo de capitales. Por ello el evangelismo crece y alimenta a la ultraderecha impulsando su agenda conservadora, a través de candidatos propios o entregando su apoyo a quienes promuevan sus principios, definiendo el resultado de las elecciones y presionando en la toma de decisiones.
¿Cómo ha sido la expansión territorial de los grupos evangélicos?
La presencia evangélica en América Latina ya representa más del 20% en total. En México son más del 10%, en Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Argentina y Panamá son alrededor del 15%, en Brasil, Costa Rica y Puerto Rico se llega al 20% y en algunos países centroamericanos, como Guatemala, Honduras y Nicaragua, se supera el 40%.
En Colombia el poder creciente del evangelismo se hizo particularmente patente a raíz del resultado negativo del plebiscito sobre los acuerdos de paz con las FARC en Colombia, celebrado en octubre de 2016, y más recientemente con motivo de las elecciones celebradas en México y Brasil, la segunda y la primera economías del subcontinente respectivamente.
En el Chile de Pinochet (1973-1990), los evangélicos habían depositado grandes esperanzas y confiaban en que ese país se convirtiera en el primero de mayoría evangélica en América Latina, pero el crecimiento de ese credo se ralentizó ante el avance de la increencia. Los evangélicos se aliaron en 2017 con dos candidatos de la derecha, Sebastián Piñera y JoséAntonio Kant, y el actual presidente Piñera se apoya en asesores evangélicos. No obstante, en Chile no han logrado influir ni en la toma de decisiones ni en las políticas públicas. Pero están creciendo poco a poco y hay que mirarlos con recelo.
En Guatemala, el movimiento evangélico llegó al poder en 1991 de la mano del presidente Jorge Serrano Elías, miembro de la Misión Cristiana Elim, mientras que en el Perú se vio potenciado con la primera elección de Fujimori, cuyo segundo vicepresidente, Carlos García y García (1990-92), era un pastor baptista que llegó a ser presidente del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), la federación evangélica del país.En Centroamérica, la zona de América Latina donde hay mayor número de evangélicos, Guatemala tiene un presidente evangélico desde enero de 2016, el actor, escritor, productor y director, además de político, Jimmy Morales. Las nuevas iglesias guatemaltecas reclutan a la población indígena y los lugares de este culto proliferan también en Honduras, El Salvador, e incluso en Cuba, a pesar de que allí hay también católicos que practican la santería, el culto afroamericano. En las elecciones de Costa Rica del 4 de febrero de 2018, el candidato evangélico, periodista y cantante, Fabricio Alvarado Muñoz, del conservador partido de Restauración Nacional, no salió finalmente elegido en la segunda vuelta de los comicios, pero sí fue el ganador en la primera, después de que se hiciera viral su discurso «con mis hijos no te metas», en contra del matrimonio igualitario, el aborto y la ideología de género.
En México, el conocido ex alcalde de Ciudad de México y líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador, AMLO, como se le conoce popularmente en el país, logró un contundente triunfo electoral en las elecciones generales del pasado 1 de julio, las terceras a las que concurría este candidato, después de que su formación política, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), llegara a un pacto de coalición con el Partido de Encuentro Social (PES), el primero de carácter confesional de la democracia mexicana y brazo político de las iglesias evangelistas del país. Se trata de una agrupación conservadora que se autodenomina «el Partido de la Familia» y que se muestra abiertamente contraria a la interrupción del embarazo y al matrimonio entre personas del mismo sexo, por lo que López Obrador evitó pronunciarse a este respecto durante toda la campaña.
Incluso en el caso de Venezuela, ya en su tiempo Hugo Chávez estableció estrechos vínculos con los evangélicos, ayudado por sus invocaciones a Cristo en sus discursos. Y Nicolás Maduro suele aparecer en actos rodeado de evangélicos, aunque pese a que hay evangélicos en todos los partidos, más allá de los acercamientos de Lula y Chávez, están más cerca de las derechas.
El caso más paradigmático de participación de evangélicos en la política se ha dado, no obstante, en Brasil, donde este movimiento tiene una presencia destacada a nivel local y recientemente ha ampliado su representación en el Congreso Nacional, a raíz de los buenos resultados obtenidos en las elecciones generales que se celebraron el pasado 7 de octubre. «Hasta ahora los evangélicos, si bien eran poderosos, sólo habían sacado músculo para vetar leyes. Ahora, gracias al control sobre el presidente y a sus 91 parlamentarios en el Congreso —antes eran 78 de los 513 los que sintonizaban con su credo—, podrán proponer también su legislación» .
En los últimos comicios locales, celebrados en 2016, el apoyo de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), la mayor congregación evangélica de Brasil, fundada por el hoy poderoso obispo Edir Macedo, fue clave para la elección de su sobrino Marcelo Crivella como alcalde de Rio de Janeiro, la segunda ciudad del país más poblada después de São Paulo. El nuevo edil diseñó un recorte de fondos para el carnaval, la marcha del orgullo gay y los cultos afrobrasileños como el Candomblé o la Umbanda.
Por lo que se refiere a las elecciones generales, el colectivo evangélico había apoyado en el pasado reciente al ex presidente Lula da Silva y su formación política, el Partido del Trabajo (PT), pero ya en 2016 su distanciamiento de los petistas se hizo evidente cuando la conocida «bancada de la Biblia» en el Congreso apoyó el impeachment contra la heredera de Lula en la presidencia, Dilma Russeff. En consecuencia, en las elecciones de 2018, los evangélicos solicitaron a sus seguidores el voto para el candidato de la derecha, el capitán en la reserva del Ejército de Brasil, Jair Bolsonaro, al que encuentran próximo a sus tesis, tanto políticas, a favor del orden y la seguridad y en contra de la corrupción, como religiosas. Aunque de tradición católica, «Bolsonaro se casó en
terceras nupcias, en 2013, con Michelle, miembro de la Iglesia Bautista Actitud, donde es intérprete de señas para sordos, en una ceremonia oficiada por el conocido pastor brasileño Silas Malafaia, líder del ministerio pentecostal “Victoria en Cristo”, vinculado a la Asamblea de Dios. Dos años después, Bolsonaro pidió ser bautizado por otro pastor pentecostal en aguas del Rio Jordán, en Israel» .
Los evangélicos brasileños tienen mucho dinero y crecen con más fuerza donde hay más pobres. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), cuentan con unos 42 millones de fieles y una feria de negocios, “ExpoCristo”, que ofrece desde la actuación de cantantes de gospel hasta biblias o camisetas con la palabra fe. Estos pastores han creado sus propias compañías constructoras para edificar sus megaiglesias, entre las que destaca especialmente el templo de la Iglesia Universal en São Paulo, una réplica del de Salomón según las descripciones bíblicas, que costó 320 millones de dólares» y tiene capacidad para albergar a 10 000 fieles. No es extraño, ya que estas iglesias predican un «evangelio de la prosperidad» que asegura, en consonancia con las tesis de Calvino en Ginebra, que la riqueza material es una señal manifiesta del favor divino. Según ellos, Dios da, pero para aumentar su benevolencia y recibir sus favores es necesario formar parte de la iglesia correcta, y entregarle al pastor el diezmo cada mes y rezar.
Al empezar, los pentecostales y evangélicos importantes tienen un templo, luego una radio, un canal de TV y una discográfica y cada actividad va alimentando una nueva, con lo que aumentan su notoriedad. El pastor Malafaia es dueño de una discográfica la Central Gospel Music, en un país en el que de los 20 álbumes más vendidos, corresponden a cantantes religiosos, algunos de ellos católicos, pero en su mayoría evangélicos. Por lo que se refiere a la denominación neopentecostal, IUDR, «la Universal» como se la conoce coloquialmente, controlada como ya se ha indicado por el obispo Macedo, por ejemplo, es un imperio que tiene millones de seguidores y posee Rede Record, la segunda cadena de TV del país –la cual puso a disposición de Bolsonaro para su campaña–, regenta, además, dos editoriales, una agencia de turismo y una compañía de seguros y tiene capacidad de distribuir gratuitamente en la calle la Folha Universal, un semanario de calidad con una tirada de 1 800 000 ejemplares .
En los templos, los pastores ponen un micrófono en lugar de un crucifijo y desde allí apelan a la parte emocional de las personas, a las que ofrecen abrazos y consejos, y han desarrollado una industria. Alrededor de este credo existe todo un mercado que invita y motiva a través de la música y la moda en el vestir, como la que presenta la exitosa marca Joyaly, en la que hay reglas de decoro pero al mismo tiempo se aporta estilismo de inspiración en las colecciones europeas que adaptan a las exigencias de culto.
Las iglesias evangélicas tienen mayor o menor aceptación según el carisma y el trabajo de sus pastores, quienes visitan distintos sectores, del mismo modo que lo haría una empresa comercial; dada la amplia oferta con la que cuentan, la gente siempre termina encontrando una a su gusto. Así, existe una iglesia para hinchas del futbol, la «Iglesia de los Atletas de Cristo», otra destinada a los surfistas, el «Templo Bola de Nieve», y hasta una de heavy metal (Crash Church), y los seguidores de la Iglesia Universal tienen hasta una milicia denominada los «Gladiadores del Altar» cuyo lema es «hacer que el infierno tiemble». Hay quien dice que la composición del Congreso brasileño es fiel reflejo de la sociedad a la que representa, debido a los cambios que se han ido produciendo en la misma. Los partidos tradicionales se agotaron porque no han sabido aportar soluciones eficaces ni frenar la corrupción y la inseguridad ciudadana. La falta de liderazgo y la necesidad de certezas en un mundo cambiante produjeron el descontento social y político de algunos sectores a los que les cuesta aceptar los cambios en términos de moral social que propugna la ola de reformas progresistas, y los evangélicos se ofrecieron com herramienta para llenar ese vacío.
¿Cómo han adquirido tanto poder político los grupos evangélicos?
Características del cristianismo evangélico
El evangelismo que nació y fue impulsado en Estados Unidos, pronto se independizó hasta cierto punto de la influencia norteamericana. Creció mucho en y pronto se adaptó a las mentalidades populares latinoamericanas, al vehicular las tradiciones chamánicas reformuladas con prácticas de curación por la fe o taumaturgas. Su rápido crecimiento se produjo en detrimento de la iglesia católica y se ha debido a la confluencia de diversos factores.
En primer lugar, los problemas económicos de América Latina en la segunda mitad del siglo XX, derivados del modelo de sustitución de importaciones, sumados a la globalización, aceleraron una urbanización desordenada de la población que afianzó la marginalidad y el desamparo de muchas familias, en un momento en el que la iglesia católica se encontraba politizada y sin recursos materiales y humanos para atender a las multitudes que empezaban a poblar las periferias urbanas, un vacío que fue hábilmente llenado por los pastores evangélicos. A ello hay que unir la influencia creciente de los medios masivos de comunicación, que han facilitado el acceso de los ciudadanos a nuevas ideas y creencias.
En segundo lugar, el éxito de esta doctrina exógena y su visible aceptación entre la población latinoamericana se debe al hecho de que las iglesias evangélicas han mostrado una mejor capacidad de adaptación que la iglesia católica, tanto en su mensaje como en sus ritos, y han consolidado una oferta religiosa más emotiva y participativa queque la católica, así como una alternativa para aquellos que no encontraban refugio en las creencias tradicionales. Estas comunidades nacen en respuesta a la miseria y a la precariedad de las masas urbanas, que se organizan en torno a un «pastor» con poca formación religiosa, «autoproclamado» y hábil en el manejo de los negocios religiosos.
Históricamente, los partidos de derecha en América Latina tendían a gravitar hacia la Iglesia católica y a desdeñar al protestantismo, mientras que los evangélicos se mantenían al margen de la política. Ya no es así, y los partidos de derecha y los evangélicos están uniendo fuerzas. Y una de las razones de que los políticos derechistas están abrazando el evangelismo es porque estos grupos están resolviendo la desventaja política más importante que los de derechas tienen en América Latina, a saber, su falta de arrastre entre los votantes que no pertenecen a las élites sociales. Los partidos de derechas obtenían su electorado principal entre las clases sociales altas y eso los hacía electoralmente débiles.
Los evangélicos están cambiando ese escenario, pues están consiguiendo votantes entre gente de todas las clases sociales, y principalmente entre los más desfavorecidos. Están logrando convertir a los partidos de derecha en partidos del pueblo.
Existen varios factores que explican la imparable ola del triunfo de los evangélicos y, por ende, de las derechas más totalitarias en América Latina.
Por un lado, los fieles que profesan los cultos evangélicos son fanáticos, acríticos y muy disciplinados. La voz de sus pastores es no sólo una referencia, sino que es seguida de forma ciega, incluso a la hora de votar. Con independencia del perfil de los candidatos, prima su filiación o la recomendación de los responsables evangélicos. Y el voto evangélico, un bien deseado por casi todos los candidatos, es un bien a conseguir.
La “Teología de la Prosperidad”.
Por otro lado, la “teología de la prosperidad” resulta muy atractiva para miles de personas. Bien lejos de cualquier idea de solidaridad, esa teología establece que “ser rico no sólo es bueno, sino que está en los planes divinos y es una meta a alcanzar”. Se establece una relación directa entre la comunión con el Dios evangélico y el bienestar material, y tiene como terreno fértil la mayor individualización e identificación con el consumo de los sectores populares. Y, al mismo tiempo, estas iglesias reconstruyen ·comunidades imaginadas” que pueden traducirse en solidaridades efectivas, eso sí, sólo para ellas y sus alíados políticos.
El cristianismo evangélico y el pentecostalismo se caracterizan por la devoción popular, el énfasis en los carismas, las prácticas de curación y el desarrollo de redes de ayuda mutua que educan, impulsan y cuidan a los fieles. En las comunidades evangélicas se tejen redes de solidaridad especialmente útiles en situaciones de crisis, las cuales son en cambio escasas en las parroquias católicas. Las iglesias evangélicas garantizan a sus creyentes una especie de protección y confianza fraternal frente a las tragedias de la violencia, la droga, el subempleo y el sida .
Las comunidades pentecostales y evangélicas ofrecen a sus fieles milagros en salud y bienestar, especialmente curaciones y prosperidad económica. Estos milagros representan una esperanza mágica a problemas propios de las sociedades latinoamericanas, sociedades pobres y desiguales, donde el Estado no ofrece protección ni garantiza los servicios básicos a los sectores más vulnerables. Para los evangélicos «Dios es alguien que garantiza un empleo, cura una enfermedad, protege de la desgracia, proporciona seguridad, alguien que desarrolla una teología del éxito social denominada “teología de la prosperidad”»
Las iglesias evangélicas están llenas de personas que ven con frecuencia a los maestros del evangelio de la prosperidad por televisión, quienes les enseñan a considerar a Dios como una especie de forma de lograr el éxito personal y como un medio para alcanzar la prosperidad material. Este es un escenario común: el predicador, muy refinado, amigable y motivador, pide dinero para apoyar a su ministerio; a cambio, él promete la oración a favor de los donantes, así como una bendición financiera de parte de Dios. A continuación, los espectadores envían dinero porque aprecian la enseñanza positiva y porque les vendría bien un poco más de dinero para pagar sus cuentas. Sin embargo, cuando no se produce un aumento de ingresos, los consumidores del mensaje de la prosperidad, a menudo, se critican a sí mismos, porque piensan que la falla está en su propia falta de fe o, se decepcionan y se enfadan con Dios. Sin duda, este escenario se repite con frecuencia, puesto que un número significativo de cristianos se ven influidos por el evangelio de la prosperidad.
Según este nuevo evangelio, si los creyentes repiten confesiones positivas, enfocan sus pensamientos y generan suficiente fe, Dios hará descender bendiciones sobre sus vidas. Este nuevo evangelio afirma que Dios desea e incluso promete que los creyentes vivirán una vida saludable y económicamente próspera. Este es el mensaje central de lo que se conoce como el “evangelio de la prosperidad”. Esta filosofía promete no solo la buena salud con el pensamiento correcto, sino también la prosperidad económica y el éxito personal. Ya sea que el tema esté relacionado con la salud o las riquezas, el método es el mismo: controle los pensamientos y el éxito se materializará. Visualice y medite sobre las riquezas y, finalmente, la prosperidad vendrá.
El entendimiento con la Iglesia católica.
Otro factor determinante más allá de las alianzas con los partidos de derecha, es que los grupos evangélicos latinoamericanos han hecho una cierta “paz” con los sectores más conservadores de la Iglesia católica. Por lo menos en cuanto al tema de la sexualidad y la familia, los pastores y los sacerdotes han encontrado un terreno común. Y el más importante de estos terrenos, es la común oposición a lo que han definido como “ideología de género”. Este término es utilizado para oponerse a cualquier esfuerzo por promover la diversidad sexual y de género. Así, cuando los expertos argumentan que la diversidad sexual es real y la identidad de género es un constructor, el clero evangélico y católico dice que se trata de una ideología “marxista y feminista”. Utilizan este concepto de “ideología de género” porque, a su juicio, les da derecho a protegerse de la exposición de esas ideas. La supuesta ideología de género les permite encubrir su homofobia y su misoginia. Así, el nuevo lema cristiano: “Con mis hijos no te metas” es una de los resultados de esta colaboración entre evangélicos y católicos. En definitiva, uno de los factores de esta “tregua entre religiones” es que mientras los evangélicos acordaron adoptar la fuerte condena de la Iglesia católica al aborto y al feminismo, el catolicismo ha adoptado la condena de los evangélicos a la diversidad sexual.
Además, ante la decreciente influencia de la Iglesia católica en la política y en la sociedad, una alianza con los evangélicos parece el antídoto perfecto contra su declive. Aunque esa apuesta lleve a los católicos a pagar el precio de un mayor conservadurismo para reavivar el poder cristiano en Latinoamérica.
El evangelismo está transformando a los partidos y posiblemente a la Iglesia católica. En cuanto a los partidos, se concebían a sí mismos como el freno esencial de la región en contra del populismo, pero ahora se han dado cuenta de que unirse a los evangélicos genera emoción entre esos votantes, y la emoción equivale al poder.
La alineación con las derechas en el mundo.
Por último la cuestión evangelista tiene también consecuencias geopolíticas con el apoyo a los gobiernos más reaccionarios de la derecha, sobre todo con los Estados Unidos de Trump, el Israel de Netanyahu, la Hungría de Orban y la Italia de Salvini. Los evangelistas desean fortalecer su alianza con todos esos poderes, y para ello cuentan con el total apoyo de EE UU, donde los evangélicos estadounidenses instruyen a sus contrapartes latinoamericanas sobre cómo coquetear con los partidos e ir alcanzando poco a poco el poder. Hay muy pocos grupos que tengan vínculos externos tan sólidos.
Conclusiones.
En definitiva, el movimiento evangélico tiene cada vez más fuerza y probablemente seguirá creciendo tanto en adeptos como en poder, sobre todo si continua en la región la ola de gobiernos de corte conservador que ya se da en Chile, Guatemala, Colombia, Costa Rica y que se dará en Brasil a partir del 1 de enero de 2019, los cuales propugnan tesis próximas a las que habitualmente defienden los pentecostales. Estos últimos se muestran, y en eso coinciden con la iglesia católica, contrarios al aborto, al movimiento LGTBI 20 y se oponen a que se impartan las enseñanzas de la ideología de género en las escuelas, por entender que ponen en peligro la esencia de la familia tradicional. Resultan reveladoras las palabras del pastor Ronny Chaves en Costa Rica: “Estamos en guerra, estamos a la ofensiva. La Iglesia por mucho tiempo ha estado metida en una cueva esperando a ver qué hace el enemigo, pero hoy está a la ofensiva, entiendo que es tiempo de reconquistar el territorio, tiempo de tomar posición en los lugares del Gobierno, de la educación, de la economía.”
Por todo ello, el ascenso de los grupos evangélicos es inquietante porque están alimentando una nueva forma de populismo conservador. A los partidos reaccionarios les están dando votantes que no pertenecen a las élites, pero estos electores son muy intransigentes en asuntos relacionados con la sexualidad, la familia y las costumbres, lo que genera enfrentamiento social. Cualquier religión con spiraciones y ambiciones políticas se opone a los ideales y fundamentos de la democracia. Y en este sentido, los evangélicos suponen un riesgo para el desarrollo de una sociedad moderna y pluralista, porque forman parte de una avanzada contra los nuevos tiempos y procesos. Son enemigos intolerantes contra el feminismo, el matrimonio igualitario, el aborto, la identidad de género y los derechos de las minorías LGTBI, coartando libertades e imponiendo su visión retrógrada y conservadora. Y a esta amenaza se une su apuesta por una política autoritaria, su postura contra las conquistas sociales populares, y su culto al dinero y a la sociedad de los ricos.
Fuentes.
Diario digital “Brasil de Fato”
Instituto de Estudiso Estratégicos.- Maria Luisa Pastor Gómez
Instituto Brasileiro de Geografía y Estadística (IBGE)
Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG)
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